Es fácil encontrar pastillas de arcilla de entre 10 y 12 kilos en cualquier establecimiento de alfarería y bellas artes. Sin embargo, quizás no te hayas planteado que puedes reutilizar el barro duro que tienes en casa o en el taller, evitándote un gasto y trabajando al mismo tiempo por un mundo sostenible. Para ello te daré algunos consejos sobre cómo reciclar arcilla.
- Restos de arcilla tierna o seca
- Agua
- Un cubo
Consigue cubos de plástico grandes con tapas que cierren medianamente bien. Es preferible que sean cilíndricos para evitar la acumulación de barro en las esquinas.
No mezcles distintos tipos de arcilla. Coloca cada clase de arcilla en un cubo diferente y anótalo por fuera.
Introduce barro tierno o seco que no haya sido cocido. Cuanto más pequeños sean los trozos de barro, menos tardará en recuperar su consistencia y flexibilidad. Puedes combinar fragmentos blandos y duros, aunque te recomiendo que los separes en cubos diferentes para que cada uno siga el proceso que necesita.
Añade agua al cubo con barro y déjalo reposar unos días.
No te pases con el agua. La cantidad de agua necesaria dependerá de la demanda del barro y su nivel de humedad. Puedes ir añadiendo agua conforme observes la reacción del material. Si te excedes obtendrás una masa pastosa imposible de modelar.
Si la mezcla está pastosa, deja el cubo destapado para que vaya liberando humedad.
Cada cierto tiempo introduce la mano y amasa el barro para que se mezcle.
Es normal la aparición de moho en el barro, ya que se genera un ambiente de humedad con poca ventilación que favorece el brote de hongos.
Aprende a reciclar viejos trabajos. Un ejercicio de clase no siempre es una obra de arte. Sé exigente y desapegado y no tengas miedo a tirar algunas piezas. Piensa que con ese barro crearás obras mejores.
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- Puedes reciclar arcilla mientras estás vaciando una pieza de barro, ya que las tiras que se extraen son sutiles y se vuelven a fundir fácilmente con el agua.